viernes, 13 de marzo de 2009

Viajar también es gobernar

Por José Luis Restán
www.libertaddigital.com
Pues sí viaja, y cada uno de sus viajes tiene un peso considerable en la conducción práctica de la Iglesia, en la imagen doctrinal y pastoral que Benedicto XVI quiere imprimir a su pontificado. Se mantiene el ritmo de tres viajes al año: estratégicos, densos, bien pensados. Ya tiene hechas las maletas para Camerún y Angola, y el domingo en el Ángelus no podía disimular la alegría al anunciar la ansiada peregrinación a Tierra Santa.

Después del verano llegará Praga, una vez que renunciara a visitar Berlín por el momento, para impedir que su presencia fuese instrumentalizada en un año electoral.
En más de una ocasión Benedicto XVI ha confesado su preferencia por el continente africano. En la juventud y pujanza de su fe, el Papa reconoce una gran esperanza para la Iglesia, esperanza que puede proyectarse sobre otros continentes en los que la tradición cristiana corre el riesgo de cristalizarse. Eso no significa que ceda espacio a la ingenuidad. El Papa Ratzinger nunca aceptará una forma ideológica de inculturación como persiguen algunas versiones africanas del liberacionismo; por otra parte sabe que en más de una ocasión se ha banalizado la misión de la Iglesia, reduciéndola a mero compromiso social. El tema litúrgico también merece un discernimiento atento en África, y lo mismo sucede con la pastoral matrimonial. Todo eso lo conoce al dedillo el Papa, pero no ensombrece el dato fundamental de su confianza en la fe sencilla y llena de implicaciones sociales de las comunidades cristianas, ni su reconocimiento del testimonio martirial en tantas situaciones terribles, que es una semilla de reconciliación y de unidad en un continente desgarrado.
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