viernes, 13 de marzo de 2009

Nadie es cristiano si se despreocupa del bien común

“Nadie es cristiano si no adora a Dios. Pero tampoco lo es si se despreocupa del bien común”, advirtió el arzobispo emérito de Resistencia, monseñor Carmelo Giaquinta. El prelado recordó, citando un documento de los obispos argentinos, que “después del acto de adoración a Dios, la construcción de la convivencia social, en verdad, libertad y justicia, es la obra máxima del hombre sobre la tierra. Y Dios Padre providente en nada se complace más que en ver a sus hijos esforzándose por construirla”. Al explicar el evangelio de la transfiguración de Jesucristo, pidió “no pensar que la transfiguración del cristiano, en la que piensa el Apóstol, sea sólo un proceso interior, quizá con repercusión eclesial, pero sin incidencia alguna en su vida en la sociedad civil.” “Él ve al cristiano transfigurado dondequiera que viva y actúe: en la Iglesia y en la sociedad. A los romanos les escribe: ‘Hermanos, no tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfigúrense interiormente, renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto’. Y a continuación, esboza la vida del cristiano en la Iglesia y en la sociedad civil”, precisó. Por último, monseñor Giaquinta consideró que “la Cuaresma de 2009 es una buena ocasión para que consideremos cuán profunda es nuestra transfiguración en Cristo. Y cuánto incide en la transformación de la sociedad civil, de la que somos parte”.+
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