martes, 2 de febrero de 2010

El sacerdote y la pastoral en el mundo digital

Ciudad del Vaticano, 26 Ene. 10 (AICA)

Benedicto XVI
“El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra” es el tema del mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2010 que se celebrará el domingo de la Ascensión del Señor (este año 16 de mayo).
Como todos los años, Benedicto XVI lo dio a conocer este 24 de enero, en ocasión de la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas, y en esta oportunidad, se inserta “en el camino del Año Sacerdotal, y pone en primer plano la reflexión sobre un ámbito pastoral vasto y delicado como es el de la comunicación y el mundo digital, ofreciendo al sacerdote nuevas posibilidades de realizar su particular servicio a la Palabra y de la Palabra”, según explica el Santo Padre.
Al comienzo del texto, afirma que “las comunidades eclesiales han incorporado desde hace tiempo los nuevos medios de comunicación como instrumentos ordinarios de expresión y de contacto con el propio territorio, instaurado en muchos casos formas de diálogo aun de mayor alcance. Su reciente y amplia difusión, así como su notable influencia, hacen cada vez más importante y útil su uso en el ministerio sacerdotal”.
“La tarea primaria del sacerdote es la de anunciar a Cristo, la Palabra de Dios hecha carne, y comunicar la multiforme gracia divina que nos salva mediante los Sacramentos”, dice Benedicto XVI para subrayar que “las vías de comunicación abiertas por las conquistas tecnológicas se han convertido en un instrumento indispensable” para responder adecuadamente a las preguntas “que surgen en un contexto de grandes cambios culturales, que se notan especialmente en el mundo juvenil”.
En este marco sostiene que el mundo digital, “ofreciendo medios que permiten una capacidad de expresión casi ilimitada, abre importantes perspectivas y actualiza la exhortación paulina: ‘¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!’” Por eso advierte que “con la difusión de esos medios, la responsabilidad del anuncio no solamente aumenta, sino que se hace más acuciante y reclama un compromiso más intenso y eficaz”.
Particularmente “el sacerdote se encuentra como al inicio de una ‘nueva historia’, porque en la medida en que estas nuevas tecnologías susciten relaciones cada vez más intensas, y cuanto más se amplíen las fronteras del mundo digital, tanto más se verá llamado a ocuparse pastoralmente de este campo, multiplicando su esfuerzo para poner dichos medios al servicio de la Palabra”.
Sin embargo, advierte que “la creciente multimedialidad y la gran variedad de funciones que hay en la comunicación, pueden comportar el riesgo de un uso dictado sobre todo por la mera exigencia de hacerse presentes, considerando internet solamente, y de manera errónea, como un espacio que debe ocuparse”. Al respecto considera que, “por el contrario, se pide a los presbíteros la capacidad de participar en el mundo digital en constante fidelidad al mensaje del Evangelio, para ejercer su papel de animadores de comunidades que se expresan cada vez más a través de las muchas ‘voces’ surgidas en el mundo digital”.
En ese sentido subraya: “Deben anunciar el Evangelio valiéndose no sólo de los medios tradicionales, sino también de los que aporta la nueva generación de medios audiovisuales (foto, video, animaciones, blogs, sitios web), ocasiones inéditas de diálogo e instrumentos útiles para la evangelización y la catequesis”. Y agrega: “En el contacto con el mundo digital, el presbítero debe transparentar, más que la mano de un simple usuario de los medios, su corazón de consagrado que da alma no sólo al compromiso pastoral que le es propio, sino al continuo flujo comunicativo de la ‘red’”.
Entre otras cosas, el Papa sostiene que en el mundo digital se debe poner también de manifiesto “que la solicitud amorosa de Dios en Cristo por nosotros no es algo del pasado, ni el resultado de teorías eruditas, sino una realidad muy concreta y actual”.
Por otro lado, indica que “quien trabaja como consagrado en los medios, tiene la tarea de allanar el camino a nuevos encuentros, asegurando siempre la calidad del contacto humano y la atención a las personas y a sus auténticas necesidades espirituales”. Además, “le corresponde ofrecer a quienes viven éste nuestro tiempo ‘digital’ los signos necesarios para reconocer al Señor; darles la oportunidad de educarse para la espera y la esperanza, y de acercarse a la Palabra de Dios que salva y favorece el desarrollo humano integral. La Palabra podrá así navegar mar adentro hacia las numerosas encrucijadas que crea la tupida red de autopistas del ciberespacio, y afirmar el derecho de ciudadanía de Dios en cada época, para que Él pueda avanzar a través de las nuevas formas de comunicación por las calles de las ciudades y detenerse ante los umbrales de las casas y de los corazones”.
Benedicto XVI subraya asimismo que “una pastoral en el mundo digital está llamada a tener en cuenta también a quienes no creen y desconfían, pero que llevan en el corazón los deseos de absoluto y de verdades perennes, pues esos medios permiten entrar en contacto con creyentes de cualquier religión, con no creyentes y con personas de todas las culturas”.
De todas maneras, si bien “el desarrollo de las nuevas tecnologías y, en su dimensión más amplia, todo el mundo digital, representan un gran recurso para la humanidad en su conjunto y para cada persona en la singularidad de su ser, y un estímulo para el debate y el diálogo”, considera que “constituyen también una gran oportunidad para los creyentes”.
Para finalizar, señala que “ningún camino puede ni debe estar cerrado a quien, en el nombre de Cristo resucitado, se compromete a hacerse cada vez más prójimo del ser humano. Los nuevos medios, por tanto, ofrecen sobre todo a los presbíteros perspectivas pastorales siempre nuevas y sin fronteras, que lo invitan a valorar la dimensión universal de la Iglesia para una comunión amplia y concreta; a ser testigos en el mundo actual de la vida renovada que surge de la escucha del Evangelio de Jesús, el Hijo eterno que ha habitado entre nosotros para salvarnos. No hay que olvidar, sin embargo, que la fecundidad del ministerio sacerdotal deriva sobre todo de Cristo, al que encontramos y escuchamos en la oración; al que anunciamos con la predicación y el testimonio de la vida; al que conocemos, amamos y celebramos en los sacramentos, sobre todo en el de la Santa Eucaristía y la Reconciliación”. Por lo que invita a los sacerdotes a “asumir con sabiduría las oportunidades específicas que ofrece la moderna comunicación”.+

Texto completo del mensaje