miércoles, 18 de febrero de 2009

La vida humana es bella incluso en medio del sufrimiento

Concelebración eucarística en la Jornada mundial del enfermo
(©L'Osservatore Romano - 13 de febrero de 2009)

El miércoles 11 de febrero, memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, se celebró la XVII Jornada mundial del enfermo. En su Mensaje para esta jornada -que publicamos en la página 3-, centrado este año especialmente en los niños enfermos y los que sufren, Su Santidad pide que la comunidad cristiana preste ayuda especial a los niños heridos en su cuerpo y en su alma como consecuencia de conflictos y guerras; a los niños víctimas inocentes del odio de personas adultas insensatas; a los niños "de la calle", privados del calor de una familia y abandonados a sí mismos; y "a los menores profanados por gente despreciable que viola su inocencia, provocando en ellos una herida psicológica que los marcará para el resto de su vida". De todos estos niños -afirma Su Santidad- se eleva un silencioso grito de dolor que interpela a nuestra conciencia de hombres y de creyentes. Asimismo, el mismo día de la Jornada mundial del enfermo, por la tarde, después de la concelebración eucarística en la basílica vaticana, presidida por el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo pontificio para la pastoral de la salud -con la administración del sacramento de la Unción de los enfermos a diez personas-, Benedicto XVI bajó al templo y pronunció unas palabras, dirigiéndose en especial a los enfermos, en las que puso de relieve que sólo en Cristo se encuentra la respuesta al enigma del dolor y de la muerte. El Papa reafirmó que la vida no es un bien del que se puede disponer, sino un misterio que, por sí mismo, exige responsabilidad, amor, paciencia y caridad de parte de todos y cada uno. Publicaremos el texto en nuestro próximo número. Al final, Su Santidad saludó y bendijo personalmente a veinte enfermos en silla de ruedas.

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