martes, 16 de junio de 2009

Orientación para realizar una elección a conciencia.

¿Cómo debe votar un católico?

“No se puede votar a nadie”, “yo no voto”, “yo voto en blanco” son las frases más escuchadas. Pero siguiendo la Doctrina Social de la Iglesia, se deben analizar los siguientes puntos:

La participación política es una obligación moral. Una de las formas de participar es a través del voto: En el imperfecto pero perfectible sistema democrático que tenemos “todos pueden contribuir por medio del voto a la elección de los legisladores y gobernantes y, a través de varios modos, a la formación de las orientaciones políticas y las opciones legislativas que, según ellos, favorecen mayormente el bien común.” (Const. Past. Gaudium et spes)

El voto se debe realizar a conciencia: Un católico debe formarse, interiorizarse y hacer una elección conciente del candidato al que vota. Es un deber informarse debidamente de la probidad de los candidatos y de la dimensión ética de sus propuestas. “La conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral” (Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política)

Valores no negociables

Por lo que atañe a la Iglesia católica, lo que pretende principalmente con sus intervenciones en el ámbito público es la defensa y promoción de la dignidad de la persona. Por eso presta conscientemente una atención particular a principios que no son negociables. Entre estos, hoy pueden destacarse los siguientes:

— protección de la vida en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural;

— reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, y su defensa contra los intentos de equipararla jurídicamente a formas radicalmente diferentes de unión que, en realidad, la dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su irreemplazable papel social;

— protección del derecho de los padres a educar a sus hijos.

El Papa Benedicto XVI añade en “Sacramentum Caritatis” la promoción del bien común en todas sus formas (por ejemplo en lo referido a la paz, la justicia, la solidaridad)

Estos principios no son verdades de fe, aunque reciban de la fe una nueva luz y confirmación. Están inscritos en la misma naturaleza humana y, por tanto, son comunes a toda la humanidad.

Doctrina del mal menor

Una de las formas de participación en la vida cívica, que compete a todos los ciudadanos, es votar en las elecciones para determinar quienes serán los gobernantes. Pues bien, para los católicos, es un derecho y un deber votar con libertad para promover el bien común. Únicamente en casos muy graves y excepcionales puede justificarse la abstención o el voto en blanco.

Sin embargo, debido a la cantidad de partidos existentes en la Argentina es casi imposible que no se presente ningún partido que tenga una plataforma compatible con los principios doctrinarios. Mucho más difícil aún es que no haya ningún candidato que reúna condiciones mínimas de capacidad y honestidad. Entonces, aunque no encontremos un partido y un candidato que despierten nuestra adhesión plena, debemos practicar la antigua doctrina cristiana del mal menor, vinculada al tópico de la tolerancia del mal.

Se resaltan dos puntos respecto de esta doctrina:

En primer lugar, al votarse a un candidato o partido considerado mal menor, no se está buscando el mal sino intentado reducir el mal que causaría el acceso al cargo de alguien todavía peor, teniendo en cuenta sus antecedentes y los antecedentes de sus competidores.

En segundo lugar, los católicos no deben caer en el pesimismo frente a las opciones políticas. “Que se vayan todos” no es un modo viable de construir una sociedad mejor. En nuestro país todavía quedan opciones, sólo hay que informarse.

Cómo no se debe votar.

1. No descansar el voto solamente en la afiliación a un partido político o en la tradición de votación familiar.

2. No emitir el voto por la apariencia o la personalidad del candidato, o por su astucia ante los medios de comunicación.

3. No votar por los candidatos sólo porque se declaren cristianos. Desafortunadamente, muchos de los candidatos que se identifican como cristianos solamente lo son cuando buscan el voto de los cristianos.

4. Decidirse por los candidatos que parecen más dispuestos a promover el bien común, aunque a uno no se beneficie directa o inmediatamente con la legislación que proponen.

5. No premiar con el voto a los candidatos que sean correctos en temas menos importantes, pero que están equivocados en asuntos morales claves.

Estar equivocados tan sólo en uno de los asuntos no negociables es suficiente para excluirlos de la consideración.

Fuentes:

Guía del Votante para los Verdaderos Cristianos - Episcopado Norteamericano 2004

Curso virtual de Doctrina Política Católica http://mario-meneghini.blogspot.com 2009

Exhortación pastoral sobre el compromiso ciudadano y las próximas elecciones. CEA. 2007

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